El fármaco que se asocia principalmente a la insuficiencia renal aguda es el Cisplatino. Cerca del 35% de los pacientes desarrollan una insuficiencia renal leve y reversible tras el primer ciclo de quimioterapia con cisplatino. La incidencia y severidad puede incrementarse en los ciclos posteriores. Si no se controla de forma adecuada y sobretodo si no se previene su aparición, puede desarrollarse una toxicidad severa que desencadene un fracaso renal agudo, requiriendo diálisis. Aunque suele recuperarse, puede quedar algún grado de disfunción renal.
La mejor manera de controlar esta toxicidad es la prevención, para ello es necesaria la realización de analíticas previas que confirmen una buena función renal previa a la quimioterapia. En el caso concreto del cisplatino se recomienda hidratación forzada con suero salino previo y posteriormente al tratamiento, controlando además la diuresis de los pacientes durante el tratamiento. Es recomendable beber al menos 2 litros de líquidos durante los 2 días siguientes a la quimioterapia y más de 1 litro la semana posterior.
Otros fármacos como el Metrotexate a dosis altas, requieren controles exhaustivos con hidratación forzada y alcalinización de la orina para impedir que precipiten y provoquen una necrosis tubular y una insuficiencia renal severa y una vez administrado el fármaco monitorizar sus niveles en sangre.