En las últimas décadas se ha producido un aumento de la supervivencia global de algunas neoplasias, alcanzando tasas de curación impensables pocos años antes. La existencia de pacientes largos supervivientes, ha permitido conocer la existencia de efectos tóxicos tardíos relacionados con los tratamientos antineoplásicos recibidos, fundamentalmente quimioterapia y radioterapia.
Los pacientes con Linfomas tienen más riesgo de padecer otras enfermedades o afecciones más adelante, dado que la toxicidad de la quimioterapia o la radioterapia puede causar daños permanentes. Los tratamientos han mejorado en los últimos 30 años y en la actualidad los pacientes que reciben tratamiento para el linfoma tienen menos probabilidad de experimentar efectos tardíos. Sin embargo, todavía existen algunos riesgos. Por lo tanto, es importante que los pacientes estén al día con su seguimiento, para controlar la aparición de cualquier enfermedad o afección.
Los principales factores de riesgo de los efectos tardíos son:
- Factores relacionados con el paciente:
- Etapa del desarrollo (edad): mayor frecuencia de aparición en niños y jóvenes.
- Predisposición genética
- Sensibilidad del tejido y capacidad de reparación de tejidos dañados.
- Funcionamiento del resto de órganos no afectados por los tratamientos
- Estado general.
- Factores relacionados con el tratamiento:
- Radioterapia: dosis total, volumen irradiado…
- Quimioterapia: Tipo de fármaco, dosis acumulativa..
- Cirugía
- Factores relacionados con el tumor:
- Efectos que ejerce sobre los tejidos.
- Alteraciones orgánicas que induce.
- Efectos mecánicos.
En la siguiente tabla se enumeran los principales efectos tardíos asociados al tratamiento quimioterápico: